Este poema tiene más de 10 años, y recuerdo la carita de la chica como si fuera ayer.
Sofía
Quizás, te parezca absurdo,
insolente, extraño, desafiante,
que me pare frente a ti,
con sonrisa desvergonzada y atorrante,
y te diga, vis a vis,
que te quiero.
Sin dar antes un burdo
y oportuno aviso de advertencia,
usurpar tu umbral,
acercar tu piel a mi impertinencia,
sólo para desvariar
y ser sincero.
Es que no puedo, Sofía,
sacarte de mi mente,
estas en cada uno de mis días,
de mis “doy”y de mis “digo”.
Le has dado un poco
de alegría
a mi mundo decadente,
Y mi vida ya no es mía
desde que coincido contigo.
Me encanta la pureza de tu silueta,
los contornos de tu alma,
el sabor de tu voz;
y tu muñeca y tu palma,
que multiplican por dos
la belleza de tu mano.
Y la gracia de tu coleta,
y el encanto tu cutis,
manjar de olor y de color,
que me obliga a hacer mutis,
a la sombra de este amor
que me vuelve más humano.
Y es que no puedo, Sofía,
despegarte la mirada,
estas en cada uno de mis días,
de mis silencios, de mis suspiros.
Le has dado un poco de alegría
a mi historia mal contada,
y mi vida ya no es mía,
desde que te admiro.18 de marzo de 2001
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